Costa Rica es un paraíso tropical rodeado de una exuberante selva y variedad de especies salvajes autóctonas. Su extensión, no mucho mayor que Suiza, esconde entornos y paisajes que cambian continuamente. Su temperatura cálida favorece un clima húmedo y lluvias frecuentes que nutren la vegetación salvaje.
En Costa Rica existe una variedad de especies vegetales, entre las que se cuentan 800 clases de helechos y 1400 especies de orquídeas. Éstas se hallan en entornos a nivel del mar y en altitudes como el cerro Chirripó; donde habitan variedades de pumas, jaguares, monos y la población de tapires más grande de Costa Rica.
La variedad de paisajes de Costa Rica se ha clasificado en doce zonas ecológicas, así catalogadas por el biólogo Leslie Holdridge, debido a las distinciones del suelo, el clima, su flora y su fauna. La zona del litoral está rodeada por colonias de manglares y humedales; cinco especies de mangles crecen a lo largo del Golfo de Nicoya, península al noroeste y lugar de desove de la tortuga de carey; en el Delta del Grande de Térraba, en el pacífico Sur, a 270 km. de la capital San José; o en el Golfo Dulce, en las lagunas de Tortuguero y Gandoca-Mazanillo, que cuenta con distintos ecosistemas de manglares.
Los bosques lluviosos que rodean el ecuador se cuentan entre los ecosistemas más complejos de la tierra. Contienen más de la mitad de las especies conocidas y abarcan una extensión de 10º al sur y al norte del ecuador, causando diversos tipos de temperaturas, suelos y condiciones climáticas que permiten diversificarlos, al menos en 13 tipos distintos de bosques lluviosos. Las precipitaciones son constantes y abundantes en la costa tropical o con períodos de sequía en el litoral del Pacífico. Entre los bosques lluviosos de mayor altitud se encuentran el parque Nacional Braulio Carrillo y el parque Nacional Tapantí, con climas más frescos.
Según el Instituto nacional de Biodiversidad en Costa Rica se encuentran alrededor de un millón de especies de plantas y animales autóctonos. Centenares de osos hormigueros, coatíes, iguanas, aves y decenas de miles de insectos. Hay 200 especies de mamíferos, la mitad de los cuales son murciélagos; se encuentran también, variedad de especies de felinos, seis de las cuales están amenazadas. El mono aullador, los capuchinos, el tití anaranjado, el mono araña y los perezosos viven en medio de la llanura o a altitudes medianas. Además de ardillas, mapaches y 40 especies distintas de roedores.
Podemos encontrar 850 especies de aves, como el colorido colibrí garganta de fuego, con su exótico pelaje azul, lila o verde. Los loros y los papagayos cuentan con 16 especies y se les encuentra por todas partes, agrupados en grandes colonias, en los parques Nacionales de Corcovado y Manuel Antonio, como en la Reserva Biológica Carará. Y por supuesto, el quetzal, un ejemplar de belleza única, con las brillantes manchas rojas de su plumaje y su larga cola, que puede llegar a medir hasta 60 cm.
La diversidad de la fauna marina, en ambos litorales de Costa Rica, es inmensa. Son entornos ideales para la práctica del submarinismo y el encuentro con especies de tiburones, ballenas, mantas y meros. El Golfo del Papagayo y el Golfo Dulce son enclaves propicios para la pesca deportiva, pues en sus aguas cristalinas abundan los peces espada, los corados y enormes bancos de tiburones martillo. En las aguas cercanas al Parque Manuel Antonio hay arrecifes coralinos y se pueden avistar ballenas jorobadas y yobartas en las aguas cálidas de Bahía Ballena.
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