Cuando el sol empieza a caer, miles de tortugas nadan sobre las olas que revientan en una playa del Pacífico para depositar sus huevos en la arena, que son celosamente protegidos por lugareños de las aves de rapiña y de comerciantes inescrupulosos.
Los siete kilómetros de playa se hacen pequeños para acoger a las cientos de miles de tortugas lora que esta semana han llegado a desovar en las arenas de Ostional, en el Pacífico norte de Costa Rica.
Es una acción que las tortugas lora (Lepidochelys olivacea) repiten desde hace miles de años en esta playa de la Península de Nicoya, y que ahora moviliza a los casi 200 habitantes de Ostional, que han encontrado en el cuidado de los huevos un modo ganarse la vida y de paso proteger a esta especie en peligro de extinción.
Organizados bajo la conducción de Magdalena Vega, la presidenta de la Asociación de Desarrollo Integral de Ostional, los vecinos vigilan día y noche la playa cuando llegan los quelonios, con el fin de impedir que aves carroñeras o personas inescrupulosas roben los huevos.
Los lugareños protegen los huevos no solo por consideraciones ecológicas, sino también éste es su medio de subsistencia en un área declarada en 1984 como Refugio Nacional de Vida Silvestre. El lugar atrae a numerosos turistas, que demoran más de seis horas en recorrer los 350 km desde San José en vehículos todoterreno.
Los vecinos de Ostional tienen permiso para recoger y comercializar legalmente los huevos en las primeras 36 horas de cada "arribada" (llegada masiva) de las tortugas lora a la playa. Cada una dura entre tres y ocho días.
Si no los retiraran, miles de huevos de perderían de todos modos al ser destrozados por las siguientes olas de quelonios que llegan a la playa en la misma arribada. Una lora adulta mide casi un metro.
Disciplinadamente, los miembros de la Asociación retiran los huevos, los lavan y los empacan en bolsas de 200 unidades, que luego venden a 10.000 colones (20 dólares) a restaurantes de San José, cuyos clientes los comen hervidos.
Las arribadas ocurren una vez al mes, asociadas a las fases de la luna, pero este año sorpresivamente pasaron tres meses sin que aparecieran las tortugas desde el mar.
En la actual arribada, que debe culminar este fin de semana, desovarán unas 800.000 tortugas, según estima el biólogo de la Asociación, Rodrigo Morera.
"No va llegar al millón, pero sí a 700.000 u 800.000", dice Morera a la AFP.
Morera cree que las tortugas se ausentaron en los últimos meses de Ostional no sólo por una "marea roja", la reproducción muy acelerada de dinoflagelados (un tipo de alga) que afectó a esta zona del Pacífico, sino que también está influyendo el cambio climático, en una de las regiones más vulnerables a este fenómeno.
"Uno le puede achacar eso al cambio climático, las tortugas son muy sensibles al cambio climático", explica Morera.
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