martes, 15 de junio de 2010

MAGIA DE LA NATURALEZA









Más de un millón de personas se dejan encantar por la mágica belleza de Costa Rica. Quienes año con año eligen como destino turístico a Costa Rica, reciben la gratificación prometida: éste es un destino único en el mundo que ofrece, en un espacio geográfico muy pequeño, la riqueza biológica más abundante que país alguno pueda ofrecer en igual área.

La imponencia de la naturaleza sumada a la amabilidad de un pueblo que transmite amor por la paz y el gozo de interactuar y aprender de los visitantes, convierten la visita al país en una experiencia mágica.

No es extraño. Costa Rica es un refugio extraordinario de vida, en cuyo territorio de apenas 51 mil kilómetros cuadrados, que representa alrededor del 0,03% de la superficie del planeta, se encuentra aproximadamente el 5% de la biodiversidad mundial. En cuestión de minutos, los turistas que visitan Costa Rica pueden disfrutar de toda esta diversidad biológica gracias a que, desde la capital, San José, hasta los más apartados rincones del país, se extiende una amplia red de carreteras y caminos que cubre más de 36.447 kms. Las riquezas naturales de Costa Rica son, tan espectaculares, que han merecido reconocimiento mundial. Por eso se han hecho grandes esfuerzos para orientar la oferta turística hacia un desarrollo sostenible, que busca originar beneficios económicos y sociales con base en la protección y la conservación de los ecosistemas y recursos naturales.



DESDE LOS VOLCANES...

En un solo día es posible visitar la riqueza natural de la Costa Pacífica, así como la exuberancia de la Costa Atlántica. Esta es otra de las calidades que convierten al país en un destino excepcional, diferente y lleno de sorpresas naturales. ¿Habría imaginado usted que era posible observar e incluso descender por el cráter de un volcán? Esta aventura inimaginable se puede vivir en Costa Rica, no importa la época del año en la que se desee hacerlo.


Entre los 11 volcanes ubicados en las cordilleras Central y de Guanacaste, el visitante podrá enfrentarse, entre otros, al imponente volcán Poás y observar cómo la neblina descubre su cráter principal, calificado como uno de los más grandes del mundo, una enorme hoya de casi 2 kms. de diámetro y 300 mts. de profundidad.

Si el volcán Poás es un espectáculo conmovedor, no lo es menos el volcán Irazú. Para el primer hombre que puso un pie en la luna, Neil Armstrong, no hay, precisamente, otro lugar más parecido a ese astro que el volcán Irazú. Las bajísimas temperaturas del lugar, su magnetismo, el impacto visual de su paisaje, permanecerán para siempre en la memoria de quienes lo visitan.

Desde 1968, por otra parte, la actividad constante del volcán Arenal ha provocado que miles de científicos especialmente geólogos y vulcanólogos se hayan apasionado por su comportamiento. Sus retumbos recuerdan la fuerza sin límites de la naturaleza.

Su lava incandescente descendiendo por la cordillera es un espectáculo que con un poco de suerte, muchos tendrán la oportunidad de observar.

Continuando con los atractivos vulcanológicos de Costa Rica, hay que mencionar al volcán Rincón de la Vieja, ubicado en el lado sur de la cordillera de Guanacaste, donde también se encuentran las áreas conocidas como Las Pailas y Las Hornillas. En estos lugares la belleza escénica que representa la combinación de montaña, bosque, cielo despejado o nuboso, varía según el lugar, la flora y la avifauna. Todo ello deja huellas en la memoria de quienes decidan adentrarse en esta maravillosa aventura.



DESAFIO NATURAL

Vientos frecuentes, frías lloviznas, cambios de temperatura, cielo azul, desafío constante a la naturaleza, son situaciones que experimentan todas las personas que se han atrevido a escalar, el cerro Chirripó, la montaña más alta de Costa Rica, ubicada en la cordillera de Talamanca. Desde su cima, a 3.820 mts., los turistas pueden, cuando las condiciones climáticas lo permiten, observar, los dos océanos que bañan el territorio.

En el área del Chirripó, considerada como Parque Nacional, existen refugios a distintos niveles de altura. Para pasar una noche cómoda, debe llevarse suficiente abrigo. Al día siguiente los visitantes pueden explorar los alrededores o subir el cerro hasta su punto más alto.


Otro de los puntos más alto del país es el Cerro de la Muerte, con una altitud de 3.491 mts. En el sector de la carretera Panamericana que pasa por la parte más alta del cerro, se puede observar la vegetación de parámo, característico por su vegetación achaparrada.

La geografía montañosa del país juega un papel muy importante en su clima. Pese a la existencia de dos estaciones claramente marcadas, la seca y la lluviosa, las temporadas de lluvia varían según las zonas del país donde se registren. En el área del Pacífico Central, por ejemplo, la época lluviosa tiene lugar entre mayo y noviembre. En el Pacífico Norte y la provincia de Guanacaste, por el contrario, la temporada de lluvia se produce desde el mes de mayo y hasta finales de octubre. En el Pacífico Sur, el fenómeno se presenta de mayo a noviembre. El régimen pluviométrico vuelve a cambiar en el Caribe donde las lluvias aparecen de mayo a agosto y de noviembre a diciembre. Esto permite a los visitantes planear las visitas a los diferentes lugares de acuerdo a sus gustos y preferencias. Aún en los meses de más lluvia, las mañanas en todo Costa Rica, tienden a ser soleadas y hermosas.

Dependiendo de la zona, las temperaturas del país registran medianas de 24,9 °C (76.8 °F) en las zonas bajas; de 16,3 °C (61.3 °F) en las zonas altas y 20,0 °C (68.0 °F) en el Valle Central.



VIGILANTES NATURALES

Pocos países en el mundo han tenido iniciativas tan valiosas como las de Costa Rica para preservar, el tesoro invaluable de sus recursos naturales.

Ello ha permitido contar con un vasto Sistema Nacional de Areas de Conservación conformado por áreas silvestres protegidas, cercanas entre sí, con el fin de preservar la riqueza de sus procesos ecológicos. Este sistema agrupa: Parques Nacionales, Monumentos Nacionales, Reservas Biológicas, Reservas Forestales, y, entre otras, Refugios Nacionales de Vida Sivestre, distribuidos por todo el país.

Según el área que se visite, los turistas tendrán la posibilidad de observar quetzales; 5 ó 6 especies de tucanes, dantas, venados, osos perezosos y hormigueros, monos, pizotes y una gran variedad de flores tropicales.


Aunque el país cuenta con poblaciones de grandes mamíferos, como jaguares, ocelotes y pumas, resulta difícil verlos. Además de las especies animales citadas, las áreas silvestres hospedan alrededor de 13.000 especies de plantas, más de 2.000 especies de mariposas diurnas, 4.500 nocturnas, 163 de anfibios, 220 de reptiles, 1.600 de peces de agua dulce y salada, y 850 especies de aves.

Costa Rica es uno de los seis lugares en el mundo donde se puede observar la "arribada" de tortugas. Los principales lugares en los que se dá este fenómeno vinculado al desove de las tortugas son: Tortuguero, Playa Grande, Tamarindo, Ostional y Playa Nancite.



DESCUBRIENDO EL BOSQUE

Dentro de una área creada para la conservación natural, no es de extrañar que el visitante se conmueva ante tanta belleza. En la selva, cada elemento del paisaje tiene un sentido de equilibrio y armonía exquisitos. Solo el hecho de caminar por un bosque tropical y escuchar el sonido de la lluvia filtrándose entre el follaje, transporta a una atmósfera completamente distinta. No es fácil adivinar todos los secretos que encierra un solo árbol o una sola ave silvestre. De allí la importancia de hacerse acompañar por expertos en la materia. Costa Rica cuenta con muchos guías naturalistas y biólogos que permitirán descubrir y entender, en forma amena, la esencia de un bosque y de sus habitantes.

La clasificación del bosque, principal hábitat para el mantenimiento de la biodiversidad, varía desde el seco tropical, hasta el muy húmedo montano. En ciertas áreas se pueden encontrar más de 10 tipos, entre ellos bosques deciduos, siempre verdes, manglares, pantanos, vegetación de playa o páramo de vegetación achaparrada.

Varias organizaciones y numerosas personas, se han preocupado por mantener las áreas naturales en forma privada ya sea para fines turísticos, de conservación o investigación. Estas zonas constituyen un complemento a las áreas p rotegidas estatales, debido a que, proporcionalmente, cuentan con mayores recursos económicos que el Estado para su administración.

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