martes, 11 de mayo de 2010

RIO VIRILLA

















El Virilla nace en el noreste de San Isidro de Coronado. En su curso hacia el oeste viene recogiendo las aguas de numerosos afluentes. El Durazno, el Macho, el Tiribí. En las inmediaciones del cantón de Atenas se junta con el Río Grande (que nace en tierras ramonenses)y forman el Río Tárcoles. El cauce de este tributario del Pacifico se puede apreciar cuando se hace el viaje a Puntarenas, pues la línea férrea corre paralela en muchos trechos. Aunque en algunas partes de este sector la profundidad alcanza cientos de metros, la verdad es que no impresiona tanto porque dichos precipicios no son cortados de un tajo, tal como sucede en el tramo central, en el cual la tesonera labor de las zonas ha fabricado un cañón impresionante.

Desde lejos el cañón del Río Virilla semeja una profunda cicatriz que divide la barriga del Valle Central, corriendo del sureste hacia el Océano Pacifico, en donde desemboca convertido en el Río Grande de Tárcoles. Una cicatriz impresionante, que en algunos sitios alcanza los quinientos metros de ancho por más de cien de alto en sus paredes. Cuando se recorre la zona en avión se aprecia el canal como un gran desaguadero cortado en medio de los llanos de la parte central del Valle. Se ve que la sección más profunda y que mantiene las características de una gran garganta, es la que corre al norte de los cantones de Santa Ana y Mora. Aquí se pueden apreciar las sementeras y los potreros que terminan abruptamente ante precipicios de gran profundidad, en el fondo de los cuales, como una hebra de hilo, corren las aguas que viene recogiendo el Virilla desde su naciente.

La pared del norte es la que aparece cortada verticalmente en su mayor parte. La del sur, que también tiene secciones similares a la del frente, en algunos sitios se abre buscando una inclinación menos severa, lo que ha permitido a los campesinos abrirse paso hasta el fondo o lecho del río.

La amplitud que alcanzado el cañón del virilla en algunos puntos ha permitido que los vecinos, aprovechando esos tramos menos inclinados, han penetrado a hacer sus fincas dentro de las dos paredes. Ahí se ven las milpas, los platanares, los cafetales. Y hasta las casitas de techo de cinc. Todo, como queda dicho, dentro del gran canal

También hay en esa hendidura natural varias plantas eléctricas. Los enormes tubos bajan desde lo alto para impulsar, con aguas provenientes de embalses del mismo río, las turbinas que generan energía.

Algunas quebradas, como la de Brasil (La Muerte en su parte superior) forman bellísimas cataratas. Los campesinos dicen que El Salto tiene ciento veinticinco metros de altura y que el hueco que ha formado al caer tiene diez metros de profundidad.

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